Viviana Barrón de Olivares nació el 7 de junio de 1974 en Tandil, provincia de Buenos Aires. Con la muerte de su papá, cuando ella tenía un mes de vida, su mamá se mudó a Rosario, provincia de Santa Fe. Vive desde los años noventa en Buenos Aires donde hizo su carrera académica y teológica. Su primer nombre Elsa, lo usa en LinkedIn y en sus publicaciones. Está casada con Jorge hace más de 25 años, con quien tienen un hijo, Joaquín: “Joaco, físicamente es igual al padre, o sea, como el padre con 13 años. Y de personalidad, en algunas cosas es muy parecido a su mamá. Vive haciendo proyectos, es un pibe muy activo, súper inteligente”.
Coordinadora académica de la Diplomatura en Diversidad Religiosa, Espacio Público e Interculturalidad de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Miembro del equipo de investigación en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), cuyo aporte más reciente fue “Diversidad religiosa en diálogo: Primeros resultados”. Editora académica de la Revista Protesta & Carisma, en la que escribió hace poco sobre “Creencias y controversias: El liderazgo de la mujer en las iglesias evangélicas”.
Elegida como presidenta de la nueva comisión directiva de la Asociación de Seminarios e Instituciones Teológicas (ASIT) para el periodo 2023-2024. Rectora del Seminario Internacional Teológico Bautista en Buenos Aires (SITB), Argentina. Pastora ordenada en la Iglesia Bautista de Martín Coronado.
Doctorada y Posdoctorada en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Magíster en Investigación en Ciencias Sociales (UBA) y en Estudios religiosos en el Seminario Internacional Teológico Bautista (SITB). Licenciada en Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM). Docente en UBA, UNLAM y Universidad del Museo Social Argentino. Investigadora en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Mi vida ha sido un poco cuestionadora de la religiosidad eclesial. En nuestro proceso de desarrollo como familia tuvimos con mi esposo toda una etapa que, por la obra práctica del Seminario [Seminario Internacional Teológico Bautista, en adelante SITB], nos fuimos a trabajar a la Iglesia Bautista del Centro, justo en el momento en que estaba con el pico de la renovación carismática. "Nos voló la peluca", mal. Fue una época hermosa de la iglesia. Nos casamos allí en 1996. Todo ese proceso de renovación carismática fue justamente un cuestionamiento a muchas tradiciones dentro de la fe bautista, a las costumbres bautistas y a la fe también. Para mí fue importante revisarlas y he seguido en esa línea. Creo que es difícil "achancharse" cuando una tiene mucho estudio en ciencias sociales, porque las ciencias sociales te dan una mirada, ves tu propia comunidad de fe como un objeto de estudio. También una se toma cierta distancia, te da más recursos para problematizar. Mi esposo es politólogo, además de teólogo, entonces tenemos una mirada bastante crítica de muchas ideas y somos de cuestionar.
En realidad, pensé que iba a tener que renunciar a varias cosas cuando quedé embarazada de Joaquín. En ese momento era la directora general de la Escuela Bautista San Justo, vivíamos en la zona del Congreso de la Nación, y pensé que no iba a poder seguir viajando, al tener el bebé. Y una amiga me dijo: “No Viviana, tenés que seguir en la escuela, yo te cuido a Joaquín”. Y no me cobraba. Trabajaba tres días por semana y hacía el trabajo pastoral de la escuela, que tenía Jardín, Primaria y Secundaria. Mucha gente, muchos docentes y yo hacía toda la coordinación del programa espiritual de la escuela y la coordinación de los equipos directivos, la articulación entre niveles, un montón de proyectos. Entonces no hacía falta ir todos los días porque cada nivel tenía su directivo. Así que iba tres veces por semana y mi amiga cuidaba a Joaco mientras yo trabajaba en la oficina de al lado, así que Dios acomodó. Mi amiga era cristiana, era docente de la escuela. Entonces coordinamos los horarios. Ella me lo cuidaba mientras yo estaba ahí y viajaba junto con Joaco bebé a la escuela y trabajaba igual. Empecé luego a trabajar todos los días en el SITB, o sea, teníamos labores de acuerdo con Jorge, él trabajaba en la Sociedad Bíblica Argentina en el día y yo trabajaba en el Seminario en la noche. Entonces fue una buena fortuna.
Lo que sí renuncié por ser madre, fue a dormir. En mi época de becaria del CONICET, que él era muy chiquitito, eran madrugones y trasnochadas, tenía que hacer una entrega de un artículo y era quedarme sin dormir una noche para llegar. Al otro día era un esfuerzo muy grande. Tenía 35 años. Derivado de eso tuve una anemia terrible porque el año que lo amamanté a Joaco, que fue 2008 y 2009, a la vez yo estaba con la beca del CONICET, que fue hasta el 2010, trabajando muchísimo. Además, seguíamos en la Iglesia y con todo este trabajo pastoral en la escuela. Terminé con una anemia que me costó varios años remontar. Los médicos no te cuidan, cuidan al bebé, no cuidan a la mamá. Nunca me hicieron un análisis de esto. Tuve ese problema de salud bastante complicado.
Que no pierdan el espacio de intimidad como pareja, porque me parece que la crisis que muchas veces vive la pareja de no poder tener intimidad sexual es un reflejo de que no tienen intimidad. De ningún tipo. O sea, pasan de ser los dos solos a tener otra persona más en la casa. La panza, de última, no afecta tanto. Pero un bebé recién nacido regula los horarios, los tiempos, los momentos. Porque son muy tiranos los bebés, lo que ellos necesitan ¡cuando lo necesitan! Y la pareja necesita cultivar la intimidad de la pareja aun teniendo un bebé. Y eso es un desafío. Con Jorge siempre cultivamos la intimidad de la pareja, porque a nosotros nos gusta conversar, tomar mate, charlar y darnos nuestros espacios. Los esperamos para quedarnos charlando o compartiendo cómo había sido el día. Cosas así. Hay parejas que se alejan mucho cuando nace el bebé. A veces porque la mamá se absorbe mucho con el bebé y lo deja al papá afuera. Se vuelve como una dupla mamá bebé y el padre queda pintado. Entonces se distancian emocionalmente. A veces los problemas sexuales reflejan esa distancia, que no es sólo sexual, sino también emocional y espiritual
¿Cómo conciliaste tu vocación investigadora, con la experiencia de ser madre y una mujer de fe?
Para mí es una mentira que hay que optar entre la carrera y la maternidad. Para mí es una mentira. Nunca lo viví como que había que optar. Creo que el punto es ese que la sociedad te lleva y ese feminismo bizarro que existe hoy, te lleva a que optes. O te realizás como mujer o sos madre. Y el ser madre como una cosa de porquería y una visión muy negativa sobre la maternidad. Como que fuera lo peor que te puede pasar en la vida ¿Y qué es lo mejor que te puede pasar en la vida? ¿Estar flaquita siempre, que no se te dilate el vientre por un embarazo? Porque te inflás como un globo y te crece la panza ¿Eso es lo importante? Me parece que tiene que ver con una moda también. Existe una preocupación sociocultural en que somos demasiadas personas en el planeta y hace falta que nazca menos gente. Se desalienta la maternidad en los países desarrollados. Hay una movida cultural muy fuerte, porque si miramos los países bien desarrollados, la gente cada vez posterga más la maternidad y en algunos casos no la tienen como una posibilidad. Y eso es funcional al sistema, porque somos demasiada gente. Hay una cuestión de un sentido común de la época de no querer ser madre y no querer ser padre. Los varones tampoco. Una cuestión generacional fuerte. Son temas sobre los que tenemos que pensar. También esta cosa de no querer comprometerse en relaciones a largo plazo.
Cápsula audiovisual #1: "Nunca viví mi desarrollo profesional como algo aislado de mi vida de fe. Al contrario, siempre estuvo muy vinculado".
Notas
[i] La entrevista de Lorena Brondani a Elsa Viviana Barrón de Olivares se realizó el jueves 21 de enero de 2021, un día caluroso en la ciudad de Buenos Aires, en su oficina en el Seminario Internacional Teológico Bautista. Es decir, fue en persona, de manera presencial como se dice postpandemia. Esta primera conversación fue parte de su “proyecto piloto” de la Iniciativa Logos y Cosmos (ILC en adelante) de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos en América Latina (IFES AL en adelante) como Catalizadora del año 2021 en el Nivel 1. La investigación preliminar generó preguntas sobre las intersecciones entre la espiritualidad de las mujeres, su trabajo académico y sus roles de género y familia (matrimonio, maternidad, soltería incluido divorcio). Para explorar las intersecciones triangulares entre estas tres áreas, la propuesta de proyecto finalmente aceptada por la ILC en abril del año 2022 recogerá y compartirá las historias de vida de seis mujeres académicas cristianas de Argentina. Se puede conocer más sobre el mismo en Perspectivas de los catalizadores: Aprender de mujeres que aman a las ciencias y a Jesús (IFES AL, 2022).
[ii] Lorena Brondani es estudiante del Doctorado en Comunicación Social en la Universidad Austral de Argentina. Tiene una Maestría en Artes en Comunicación, Concentración Teoría e Investigación de la Universidad de Puerto Rico y una Licenciatura en Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba. Está interesada en la docencia y la investigación de su disciplina. Mientras realizaba su Especialización en Docencia Universitaria en Córdoba, sintió la importancia de la evangelización estudiantil y el apoyo entre profesores y estudiantes. Se involucró en la Asociación Bíblica Universitaria Argentina (ABUA) en el área de las comunicaciones y acompañando a estudiantes secundarios con su esposo Marcelo y desde entonces, su entusiasmo por el ministerio estudiantil ha crecido, mientras desarrolla su trabajo académico criando a su pequeño hijo Henry. Su inspiración es animar a las jóvenes estudiantes cristianas que esperan seguir carreras académicas.
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